viernes, 8 de mayo de 2009

Buen almacenaje de papas en Holguín


Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
El contenedor llega con su carga parda y estaciona justo frente la nave de concreto. Hombres de a pie y en montacargas se alistan rápidamente para que la cámara se llene cuanto antes y el frío no escape . Luego del muestreo, almacenaje y temperatura de refrigeración, la papa descansa momentáneamente en los figroríficos holguineros para emprender su camino final a la población.
Abril, como meses anteriores fue un período escaso en lluvia; sin embargo, muy beneficioso para el rendimiento de este tubérculo. En estos momentos la provincia alcanza volúmenes de almacenaje sin precedentes en los últimos 10 años, una actividad que garantiza tener asegurado todo el consumo para el 2009.
“Tenemos dos establecimientos aclimatados con 15 cámaras listas para este producto. A tope se encuentran 13, una en proceso de llenado y otra en espera de la ‘beneficiada’. Su capacidad total ronda los 170 mil quintales, de ellos 158 mil almacenados. Proceden principalmente de Matanzas, Cienfuegos, La Habana y Ciego de Ávila”, explicó Serafín Lores, jefe de la Unidad Básica en Holguín de la Empresa Nacional de Frigoríficos.
“Si en los muestreos se detectan defectos por encima de lo normal, como pudrición, daño mecánico u otros, entonces la mercancía va a un centro donde se clasifica, llamado también de ‘beneficio’. Con ese objetivo se habilitaron locales en la Feria Agropecuaria, la nave de acopio y en Cacocun. Después, la óptima regresa aquí”.
Para el colectivo del establecimiento 1102, en San Rafael y 1101 en carretera Bayamo, el depósito de la papa comenzó temprano y aún promete más. Para eso tienen preparado los autosoportantes y paletas, bases sobre las que se asientan los sacos. De igual manera cada cámara es higienizada para preservar la vida en frío del producto que puede oscilar de cuatro a seis meses con temperatura entre cuatro y seis grados Celsius.
“Arrancamos el nueve de marzo”, comenta Lores, “y estuvimos 45 días trabajando con dos turnos durante las 24 horas. Llegamos a guardar 12 mil Quintales en una jornada completa, donde brillaron los 16 manipuladores de mercancía y seis ‘montacargueros’ vinculados directamente con el acopio en la unidad 1102. Es una muestra de esfuerzo, dedicación y entrega de ese personal que asumió su tarea con disciplina”.
Desde el año pasado, ambos figroríficos iniciaron un amplio plan de modernización de equipos, inversión que alcanzó el medio millón de pesos convertibles. Fue un reto enfrentar el proceso de montaje con el personal propio y sin evacuar completamente las mercancías o dejar de prestar servicios. No transcurrieron más de 36 horas de afectación al cliente, previo aviso.
En general, la introducción de tecnología avanzada se traduce en eficiencia y ahorro energético. En tal sentido se cambiaron siete compresores por tres de origen chino, utilizados para refrigeración y congelación, dejando uno para reserva. Asimismo, ya funciona un termosifón, cuatro bombas de amoniaco y seis puertas de cámaras de congelación con sus cortinas Lamas.
Solo en materia de energía eléctrica, en el 2008 se ahorraron 752 mega watt contra el plan para ese periodo. Durante abril, el consumo se comportó en 217 kilo watt por cada mil metros cúbicos, casi 100 por debajo de la media de la ENFRIGO. Eso ha ido aparejado al empleo óptimo de los equipos altos consumidores y el funcionamiento de dos grupos electrógenos de 500 kilo watt cada uno. Ambos fueron vitales en los días posteriores al paso de Ike, además de contribuir al sistema electroenergético nacional si fuera necesario.
“Para el transcurso del presente año e inicios del próximo terminaremos algunos tramos de tuberías sin insular, además de concluir el cambiado de las puertas en las áreas de almacenaje. Algo importante será la automatización de las cámaras que aún no lo poseen, un sistema con facilidades para el operario, con mayor control y ahorro”, afirmó Alberto Velásquez, jefe técnico de la Unidad Básica.
Así, los obreros de estos centros se enfrentan a la zafra de la papa dándole el tratamiento y cuidado necesario. Es el final de una larga cadena entre productor, Acopio, Ferrocarril, Transcontenedores y Frigorífico; y desde este, concluye en la canasta de nuestros hogares. Por ahora el tubérculo sigue llegando. El proceso de selección y almacenaje continúa. La patata reposa en frío.

martes, 5 de mayo de 2009

Empeñado con la Revolución


Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
“Debo ser yo quienes ustedes buscan”, nos saludó cordial, mientras pasábamos al interior de la casa, tras la presentación de ambas partes. En el portalito con rejas, mecidos por el viento, dos carteles en saludo al Primero de Mayo dieron la bienvenida. Él como metalúrgico de “pura sepa”, lucía un pulóver alegórico a ese sindicato.
Quien conoce a Gelacio Hidalgo Soayero recibe la impresión de un hombre curtido por el tiempo y la vida. Largo de conversación, los espacios vacíos del dialogo parecen darle más deseos de remontarlo cuanto antes. Pasado los 71 años conserva el vicio por la pelota, una predilección saboreada desde niño. Su palabra directa y popular goza el don de la anécdota y la síntesis para contarla. Es un ejemplo de revolucionario y cederista, prueba fehaciente junto a otros holguineros, que confía más en el trabajo que en la suerte.
Como el cazador que exhibe el fruto de largas jornadas tras su presa, la pared lateral en la sala de Gelacio ostenta otra colección. Orgulloso, presenta minuciosamente cada una de las medallas y reconocimientos alcanzados a lo largo de 53 años de actividad laboral. La más preciada para él es el título honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, aunque a éste le acompañan el Hacha y Escudo de Holguín, entre otras distinciones.
Gelacio, también es poseedor de un baúl de recuerdos, o más bien una maleta con peso increíble; donde apiña fotos, diplomas, recortes. Algo así como depositar décadas, nombres, hechos, logros, la historia en un rincón de la casa para contarla, como a nosotros.
“A la edad de 10 años caminaba sobre 13 kilómetros con tres almuerzos al hombro para los macheteros en el cañaveral. Vivía en Banes, en la zona de Esterito. En plena adolescencia, mis padres dieron mi cédula a un alcalde de Antilla para que me sacara en la bolsa de trabajo, única posibilidad para cortar caña.
“Tengo gravado el número de la chapa que me dieron: era 17355, sin ella no podía trabajar en la compañía americana. A esa edad me hice “barraconero” y me convertí en el sostén de mi familia. Hasta los 23 fui analfabeto, cuando la luz de la Revolución me llevó a pasar el servicio militar en la división 50.
“Alberto López, un muchacho alfabetizador de Matanzas es quien me enseñó a leer y escribir en `el ejército`, por eso mis tres hijos llevan ese nombre, en pago por lo que me ayudó. A esa edad de 23 años aún firmaba con los dedos. Hoy la cosa es bastante diferente. Los niños no pasan necesidad para estudiar y hasta merienda le dan en la escuela.
“Este terreno de Villa Nueva pertenecía a los Pacheco, aquí cerca existía una piscina para blancos exclusivamente. ¡Mire aquí que cantidad de casas, escuelas, bodegas!: todo esto lo disfruta el pueblo. Yo soy un ejemplo de lo que la revolución ha logrado. Gracias a ella tengo una historia, un techo donde vivir, asientos cómodos, electricidad, con una jubilación amplia y segura, cosas que no soñaba cuando adolescente.
“El trabajo fue la primera educación que tuve desde niño al lado de mis padres. Éramos campesinos, criados en barracones cobrando a 20 centavos la jornada. Había que empapar la ropa en sudor para convencer que habías `doblado el lomo`. Una vez por comerme una caña medialuna, que son muy ricas, me botaron y me rompieron el contrato en la cara.
“En aquellos tiempos la vieja te hacía un poquito de café claro con un boniatico asa´o y con eso se iba uno para el campo a trabajar duro ocho horas. El güiro con agua andaba todo el tiempo sujeto al cuerpo porque no se permitía parar tanto. Allí te sacaban el sarro y si le caíste mal al capataz, no vengas mañana. Mucha gente cree que es mentira pero si usted iba dos veces al baño, lo comprobaban. El dinero no lo veíamos, lo que te daban era un papelito para comprar en la tienda y te robaban también.”
Cuando concluye el servicio militar Gelacio labora en diferentes sitios en Banes y matricula en la Facultad Obrera Campesina. En 1965 ingresa a la UJC y forma parte de la columna juvenil agropecuaria. Cuatro años después obtiene la militancia del PCC. Pasada una década viaja a Bulgaria para estudiar sobre preparación de máquinas y en 1981 es plantilla de la fábrica Héroes del 26 de Julio, donde se retira en 2007.
“Como mi profesión era preparador de máquinas y herramientas, cuando entré en contacto con la ANIR me volví loco. Eso era lo que más me gustaba y me marcó. Es satisfactorio ir a una granja y ver una pieza de las innovaciones que usted hizo: es encantador.
“Así sucedió con las Frejat y el arado A10000. Actualmente soy miembro del comité provincial de la asociación de innovadores y racionalizadores. Es mi plato fuerte, la tengo entre ceja y ceja. Esas son mis obras más queridas. Lo mas importante son las innovaciones, aunque no sea el autor. Y es que fomentando ese movimiento contribuimos al desarrollo del país.
“Mi momento inolvidable fue estar al lado del Comandante en Jefe, darle la mano, abrazarlo y hablar con el; realicé el deseo que miles de personas no han vivido: Fidel es grande.
“¿Un simple campesino compartir instantes con alguien de su estatura? Eso sólo sucede por su humildad y lo popular de esta revolución. Por eso mismo estamos presentes en diferentes partes del mundo compartiendo solidaridad. Precisamente, entregarme Fidel el título de Héroe del Trabajo en el 2000, es un recuerdo que me tatuó junto a toda la familia.
“A las nuevas generaciones les sugiero que se empeñen en este proceso sin igual, que el militante se apasione con el carnet y con su responsabilidad; lo cuiden de corazón. Consagrarse a la Revolución no es obtener bienes o comodidades, sino adorarla y defenderla porque es para el pueblo.
“Me retiré con 53 años de trabajo por problemas de salud, porque si no ahí estuviera todavía, siempre estaré empeñado con la Revolución. En mi centro de trabajo jamás tuve una sóla ausencia ni llegadas tardes. Quizás por eso estando jubilado no me siento bien, aunque paso el tiempo en la casa, quisiera trabajar más. Pero este primero de mayo, estaré como siempre en la tribuna o si no desfilando con mis compañeros: ¡esa es una alegría muy grande!”