lunes, 27 de septiembre de 2010

Desarrollo de la comunicación socioafectiva en niños síndrome de Down


Por LIC. Yanet Comptes Pérez
Es la educación cubana fiel exponente ante el mundo de la cultura de un pueblo, la cual tiene como misión fundamental la formación integral de la personalidad, desde edades tempranas. La etapa preescolar es el período donde transcurre la formación inicial de la personalidad del niño. Por la importancia que reviste esta etapa, el estado cubano ha priorizado el desarrollo de alternativas, que permiten darle atención educativa a los niños comprendidos en estas edades y que no asisten a las instituciones infantiles educacionales; a través del Programa de atención social comunitaria “Educa a tu Hijo”. El funcionamiento de dicho programa, tiene como esencia, la preparación de la familia, tanto de manera individual como grupal, para que esta estimule el desarrollo integral de sus hijos al máximo de sus posibilidades en las condiciones del hogar. Teniendo en cuenta lo antes planteado y a partir de las demandas a escala internacional, las realidades latinoamericanas y el contexto nacional, hoy cobra aún mayor vigencia el siguiente planteamiento: “El hogar es la primera escuela del niño y sus padres sus primeros maestros, por lo que es necesario aprender a educar a los hijos”.
Es precisamente en el seno familiar donde el niño inicia su actividad como ser social, participando con los adultos en las diferentes situaciones del quehacer de la vida cotidiana. Para garantizar que la familia pueda enfrentar la educación de sus hijos, con mayores posibilidades, es preciso un perfeccionamiento de las orientaciones que esta recibe, para estimular el desarrollo de sus hijos, dentro de las que se destaca el área de la comunicación del niño durante el primer año de vida. “Los niños son como espejos, en presencia de amor, es amor lo que reflejan” Anthony de Mello.
Lo anterior presupone según (Colectivo de autores) del Instituto de la Infancia (1976) que: “el niño de primer año de vida necesita ser estimulado convenientemente. En primer lugar, requiere de la estimulación afectiva, es decir, sentirse seguro del amor, de sus padres o adultos que lo cuidan. Sin el cariño, los halagos, las caricias no se puede lograr que el niño se sienta emocionalmente estable y esté en condiciones de ir desarrollando todas sus capacidades físicas y psíquicas”.
Dichos fundamentos forman parte de la extraordinaria intención del programa” Educa a tu Hijo”, en los diferentes años de vida, lo que en la actualidad se ha convertido en uno de los principales lineamientos de la educación Preescolar en Cuba. A diez años de creado este programa en el curso escolar 2002 – 2003 se concibe dentro de las transformaciones de la Educación Preescolar el perfeccionamiento del mismo, en aras de elevar la calidad de la atención educativa que se le brinda a los niños de cero a seis años, que no asisten a los círculos infantiles, objetivo este que permanece en el actual curso. Todo ello supone el diseño, implementación, seguimiento y evaluación de un plan de acción con el objetivo (dentro de otros) de elevar el nivel de participación y preparación de las familias, en la estimulación del desarrollo de sus hijos desde el embarazo, donde cobra singular importancia el desarrollo de la comunicación.
A tono con dichas exigencias los grupos coordinadores en las diferentes instancias han trazado acciones que permiten cumplir con tales propósitos. Todo este esfuerzo se materializa en los Consejos Populares, en los que los diferentes agentes educativos de la comunidad, que representan a los sectores que la componen orientan a los ejecutores voluntarios que atienden a la familia.
En la atención a familias con niños de cero a un año de vida, son generalmente los médicos y las enfermeras los que promueven esta orientación, capacitados fundamentalmente por el jefe de grupo básico y por la promotora de educación del Consejo Popular. Dicha atención se efectúa en las consultas de puericultura o niño sano, a partir de la colaboración también de los círculos infantiles y los logopedas de dichas instituciones, como centros capacitadores de la comunidad, más preparados en la orientación metodológica y confección de accesorios o juguetes, para estimular el desarrollo de los niños. En estas consultas se les demuestra a las madres, las diferentes alternativas para potenciar el desarrollo de sus hijos; en tal sentido se entiende que, debía actuarse con mayor vehemencia en la estimulación de la esfera socio afectiva, como actividad esencial, de este grupo etáreo lo cual garantiza la adquisición de todos los logros a alcanzar por el niño.


Es evidente también, que no solo en la etapa neonatal sino durante todo el primer año de vida, la comunicación emocional con el adulto es la actividad fundamental, a través de la cual el niño se desarrolla. Muchas son las investigaciones que demuestran la necesidad que tiene el infante, desde las primeras edades de comunicarse, pero en lugar de palabras, lo hace a través de las miradas, mímicas, gestos, sonrisas, movimientos, hasta llegar a formas superiores de comunicación como es el lenguaje.
La vía fundamental para que el bebé logre un óptimo desarrollo lo constituye el afecto que le profesen los seres más cercanos, fundamentalmente la madre; todo lo cual es mediado por la dependencia del lactante y la incondicional colaboración del adulto ante sus necesidades, estableciéndose entonces las relaciones socio afectivas entre ambos, todo lo cual tributa además al enriquecimiento de diferentes vías de comunicación, no solo con los más allegados, sino con vecinos y extraños.
Todo ello va garantizando paulatinamente un mayor desarrollo de la independencia cognoscitiva y social, de ahí la importancia de atender temprana y oportunamente el desarrollo del pequeño.
Dichos fundamentos se convierten en una necesidad permanente de preparación de la familia, de modo que le permita cumplir a plenitud la misión que la sociedad le ha encomendado, por lo que es imprescindible brindarle las herramientas pertinentes a tales efectos.
Para ello debe garantizarse, la unificación de criterios en el desarrollo de conocimientos y habilidades en los padres que le permitan potenciar, a su vez el desarrollo del niño, en el primer año de vida. No es menos cierto, que la preparación que estos reciben, por los médicos, enfermeras, instructores del Inder, promotores culturales, brigadistas sanitarias, entre otros, no satisface las expectativas de una correcta estimulación del desarrollo de la comunicación afectiva en este período de vida.
Los retos actuales de la Educación cubana, para convertir a las familias potenciadora del desarrollo de sus hijos, parten de considerar el primer año de vida, en la base fundamental de este desarrollo, a partir de la estimulación socio afectiva.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cultivadores de la dignidad martiana


Por: Dr.C. Hugo Arévalo Sánchez. *
Dr.C. Javier Carballosa Carballosa.
José Martí, el Apóstol de la independencia de Cuba, Héroe Nacional y maestro de virtudes, identificó un valor esencial que debía ser cultivado por los cubanos:

“Porque si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todo los del país fuera base y principio, y sin que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
(José Martí .Obras Completas. Tomo 4, p 270).

A partir de 1959, el pueblo de Cuba comenzó a ser protagonista de profundas transformaciones sociales: en la educación, salud, cultura, en materia de trabajo, seguridad y asistencia social, entre otras.

La ayuda a los necesitados dejó de ser una obra de caridad y politiquería para ser una obligación del Estado. Las universidades se pintaron de negros, mulatos desapareciendo poco a poco las barreras raciales, al igual que las de género.

No obstante, lo logrado en términos de justicia social y dignificación de los cubanos en los primeros 40 años de Revolución, faltaban acciones sociales por realizar. Una nueva fuerza se sumó a esta batalla, la de los Trabajadores sociales de “Nuevo Tipo”, llamados por Fidel “Médicos del Alma”.

Cuando el trabajador social se acerca a una persona o toca la puerta de una familia para hacerse amigos de ellas y conocer los problemas que le afectan a su calidad de vida, no lo hace para beneficio propio o creando falsas expectativas de ayuda material.

Su objetivo está dirigido a que cada persona autoreconozca sus virtudes y defectos, sus potencialidades para integrarse plenamente a la sociedad, donde sea reconocido y respetado por sus virtudes humanas, por su solidaridad, amor a sus semejantes y a la naturaleza.

Para ser un trabajador social digno debe ser fiel a la patria, ser ejemplo de buen ciudadano, respetuoso, disciplinado, justo, responsable, honrado y modesto como el maestro:

“Sí de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que quiero es servir más”. (José Martí. Obras Completas. Tomo 7, p. 97)

A través de su labor diaria de intervención individual, grupal, comunitaria y societal, los trabajadores sociales deben convertirse en cultivadores de la dignidad martiana.


* Profesores e investigadores de la Universidad de Holguín.
hugo@efts.uho.edu.cu

jueves, 2 de septiembre de 2010

El “invierno” que nadie abriga


Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Recuerdo que la primera vez que escuche el término “invierno nuclear” fue en una publicación rusa, Spucnik de la década del 80, que mostraba los efectos posteriores de un intercambio con armas atómicas de intensidad considerable. Estudios más recientes muestran las posibles consecuencias ambientales que pondrían en riesgo la supervivencia humana.
Durante años, la creencia popular consideró como peligro fundamental el impacto directo de las bombas, sin embargo los modelos señalan que quienes sobrevivan a la explosión se enfrentarán a un futuro duro e incierto. Una guerra nuclear masiva, independientemente de la zona donde se efectué, nos vinculará globalmente con sus desenlaces climáticos.
La responsabilidad mayor recae en Estados Unidos y Rusia, pues las dos potencias poseen miles de armas de este tipo con una intensidad de varios miles de megatones, capaces de cambiar la faz de la tierra. Algunos analistas aseguran que un intercambio de 10 mil megatones produciría inmensos incendios cuyas cenizas, humos y gases permanecerían en la estratósfera por varios días.
Lo anterior provocaría el descenso de las temperaturas y de la luz solar en extremo, sobre todo en las zonas más cercanas al grueso de las detonaciones. En sitios con existencia de grandes reservas de energía nuclear, conllevaría a la formación de una nube gigante de polvo radiactivo sobre gran parte de la tierra.
Estos son los primeros efectos que pondrían en marcha un periodo de enfriamiento global con secuelas irreversibles para la flora y la fauna terrestre. La temperatura a escala planetaria bajaría de manera abrupta en días, hasta 50 °C en el caso más severo. En estas condiciones, la fotosíntesis no se realizaría y la casi totalidad de la vegetación moriría en poco, siguiéndole los animales herbívoros.
Así, en unas semanas casi ningún ser vivo que soportara el golpe tendría alimentos. Por otro lado, la radiación ultravioleta castigaría el planeta con la ausencia del 50 por ciento de la capa de ozono producto al oxido de nitrógeno. Este gas se inyectaría a la atmósfera en 3 mil toneladas por cada megatón y alcanzaría alturas de hasta 40 kilómetros.
En el mar desaparecería el fitoplancton y el clima será un caos en zonas costeras producto a las diferencias de temperatura entre mares y continentes. Seremos blanco en horas inmediatas a los golpes nucleares, de lluvia y polvo radioactivo. La agricultura como sustento principal de la nutrición se convertirá en algo impredecible debido a los cambios climáticos y la contaminación.
Tendríamos que enfrentarnos al frío, oscuridad, millones de muertos, contaminación del aire, el agua y los alimentos, no poseer servicios médicos, de gas y electricidad. La vida en la tierra será un caos para la humanidad aparte del impacto psicológico y las huellas radiactivas en la descendencia del hombre por décadas.
Este es el futuro que nadie desea para si y las generaciones venideras, sin embargo en las circunstancias actuales penden de un hilo la paz mundial y la supervivencia del hombre en su planeta. La ambición de poder o el odio racial no pueden imponerse ante la razón y la armonía de los pueblos.