miércoles, 30 de noviembre de 2011

Bajo un sol violento

por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Odalys una y otra vez soporta empellones, golpes y maltrato verbal. Por más que se esfuerza en demostrar que es buena madre y esposa, Saul la agrede a su merced como si fuera objeto de su propiedad y no tan solo, su pareja. Son escenas de violencia intrafamiliar que la segunda temporada, “Soledad”, de la telenovela Bajo el Mismo Sol, retratan con singular transparencia.
Tal y como se muestra en el material, la situación de las mujeres en el mundo es mucho más compleja en las células familiares, llamada la institución base de la sociedad, acorde al sistema sociocultural y político que impere en cada país.
Una mujer en un país Islámico, por ejemplo, es propensa a sufrir muchos más vejámenes que una en México, a pesar que se diferencian en principios religiosos y legales, el tipo de agresión ya sea física, psicológica, económica o de otra índole, se articula en cada familia siguiendo los principios generales del problema: celos, superioridad, discriminación.
Investigaciones en varias regiones del planeta confirman que existen en 139 países y territorios con garantía constitucional de igualdad de género. La violencia doméstica es catalogada de ilegal en 125 naciones, mientras 603 millones de integrantes de ese grupo poblacional viven aún en regiones donde las agresiones dentro del hogar no son consideradas un delito.
Esto acontece por la vulnerabilidad de la mujer ante su rol como madre de familia y desventaja económica, generalmente no están preparadas para enfrentar determinados empleos o su situación personal no se lo permite.
Así lo refiere la Agencia ONU-Mujeres, la cual sostiene que el 53 por ciento de las féminas, 600 millones en total, tienen trabajos vulnerables que incluyen el auto empleo y las labores no remuneradas; en ocasiones no ofrecen protección social, lo que constituye una forma de discriminación.
En Cuba, la violencia hacia la mujer se refleja como una herencia machista, que muchas veces pasa desapercibida debido a las maneras coloquiales y aceptadas por la sociedad en que acontece, pero que aumentó desmesuradamente desde el Período Especial. La mayoría de las veces, ocurre con lenguaje discriminatorio, inmoral hacia la mujer, acerca de sus debilidades, “defectos”, como si fueran inherentes solo de su sexo y no algo característico de la conducta humana.
En Cuba la violencia de género se presenta como un fenómeno que avanza sutil desde el matrimonio principalmente y entre confamiliares, pero en menor cuantía. En la provincia Holguín y su cabecera municipal, el asunto ha tenido un alza en los últimos tiempos, ante todo en barrios marginales.
Generalmente ocurre dentro de la casa, a no ser aquella proveniente del lenguaje agresivo y discriminatorio verbal, mostrado muchas veces en plena calle. Analistas de la PNR como del Tribunal Popular de aquí, coinciden que los casos denunciados van en ascenso, sabiéndose que la mayoría de los abusos contra las mujeres no se registran, estos quedan impunes desencadenando nuevas agresiones, mientras las víctimas no se acercan a las centros especializados en brindarles ayuda.
Como ocurre en todo el mundo, la violencia se presenta tanto desde el punto físico, psicológico y económico. Según los especialistas del Centro de Atención a la Mujer y la Familia, el tipo de agresión que más se reporta es el físico. Casi siempre, las mujeres soportan la agresión por años sin realizar la denuncia.
Una vez decididas a buscar una solución van el Centro de Atención, donde además asiste el esposo, es entonces cuando el colectivo multidisciplinario los asesora, orienta e informa sobre qué hacer, dónde ir, cómo actuar, a qué atenerse si la violencia continúa; todo esto sin que pase a los tribunales.
La mayoría de los casos, las mujeres dependen casi en su totalidad de los maridos para sobrevivir, lo que hace aún más complejo y cruel su situación. El grueso de ellas posee más de un hijo, su nivel cultural y educacional es bajo.
Los hombres por su parte, poseen poca preparación profesional y educacional, no trabajan o presentan problemas de adicción al alcohol. Los casos más usuales provienen de barrios marginales o periféricos como Pueblo Nuevo, el 26, La aduana, Vista Alegre, Alex Urquiola y Sanfield. De las zonas rurales son pocos los casos atendidos por el centro.
El proceso inicia en la violencia intrafamiliar con diferentes fases. Primero está el enojo, las discusiones, acusaciones, la acumulación de tensión, y luego viene un período de aparente calma, que desencadena en la explosión de la violencia, y continúa en un ciclo interminable con la supuesta reconciliación, donde el hombre niega la agresión y pone pretextos, se disculpa o promete que no volverá a suceder.
Amén de todos los agravios y ataques muchas veces las mujeres se sienten presionadas y no denuncian al agresor, ya sea por temor a la censura social, a una represalia, vergüenza y humillación, o peor aún, no reconoce la situación que está viviendo como violencia.
Algo preocupante es que grueso de las víctimas oscilan entre 20 y 38 años y casi todas poseen hijos, se ha visto también violencia hacia los infantes, sobre todo cuando los agresores son padrastros. Refiere Jazmín Cárdenas, funcionaria de Trabajo Comunitario de la Federación de Mujeres Cubanas en el municipio, que su organización posee un amplio programa de prevención y educación sobre el tema.
Ellas viajan hasta las comunidades para realizar charlas, talleres, testimonios y conversatorios sobre la violencia intrafamiliar o de género, en aras de preparar a la familia y los más jóvenes para una vida armoniosa y feliz.
Aún nos queda mucho por hacer, pues las cubanas conocen todos su derechos, mas no saben como aplicarlos en su totalidad y con respecto a la violencia muchas veces no se conocen los mecanismos, lo espacios y especialistas que pueden ayudarlas. Muchas, como Odalys, adoptan determinadas conductas como si fueran normales mientras el agresor se cree con el derecho de humillarla.

martes, 15 de noviembre de 2011

Localidades para el desarrollo en Holguín

Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Corría pleno período especial con su atroz impacto, pero un grupo de personas en Yareyal, a unos kilómetros de la ciudad de Holguín, no se amilanaban. Fueron capaces de producir jamón, pastas de tomate, dulces...todo con la iniciativa y el apoyo de la comunidad: la chispa colectiva venció los obstáculos.
“Producían más de un millón de pesos al año. Obtuvieron el alumbrado público muy fácil: recogieron la chatarra y se la cambiaron a Materias Primas por bombillos, nadie vino a decírselo. Eso es innovación social”, recuerda María de los Ángeles Arias, coordinadora del grupo de desarrollo local en la Universidad de Holguín.
Aunque para esa fecha, el desarrollo entendido desde los espacios más cercanos a la gente, no era nada nuevo, lo cierto es que la década del 90 fue aciaga para su generalización.
Según expresa el libro Desarrollo Local en Cuba: Retos y Perspectivas, la etapa estuvo permeada por problemas de estilos y métodos de trabajo; entre ellos, el verticalismo, la escasa participación e integración y las dificultades de liderazgo del delegado.
Años después, aún persisten insuficiencias en la provincia que muestran de esta concepción, aislados resultados debido en buena parte a factores subjetivos. Así lo indica el que solo estén aprobados siete proyectos en los 14 territorios de Holguín, que cubren una ínfima parte de los 2,3 millones de CUC que el Gobierno Nacional destinó para el desarrollo local y las iniciativas municipales aquí.
Los siete proyectos se refieren a: incremento de leche y carne, dos en Gibara, uno de producción de aceite en Calixto García, dos de construcción de colchones en Holguín, uno de producción de artículos utilitarios a partir de desechos biológicos en Moa y uno de producción de Trofin en Holguín. Son los únicos aprobados por el Consejo de Administración Provincial.
El desarrollo local en nuestro contexto es de reconocida importancia por su utilidad en la diversificación de producciones, la creación de fuentes de empleo y la educación para la vida colectiva. Permite a su vez tomar parte en las decisiones, promover la equidad y darle a la gente el poder de transformarse endógenamente.
De utilidad estratégica lo refiere el lineamiento 207 aprobado recientemente en el 6to Congreso del PCC y el material de discusión a la primera Conferencia Nacional de esta organización, expresa: Incentivar la participación real y efectiva de la población en ejecución de proyectos que estimulen la iniciativa y rindan frutos concretos para el desarrollo local.
Sin embargo, los pasos del desarrollo local en nuestra provincia todavía requieren mayor concreción y alcance, sobre todo a la hora de ejecutar el análisis de factibilidad de una idea y determinar con precisión el presupuesto necesario para el proyecto. Hay que insistir más en la formación de los actores locales pues varios territorios no han definido sus propuestas, asegura Alexis Cordovés, vicerrector de investigaciones y postgrado de la universidad Oscar Lucero Moya.
“El desarrollo no solo es economía y producción de alimentos es inclusión social, igualdad de género. Estamos construyendo una nueva visión del desarrollo con los saberes académicos y los colocados en los territorios, que sean interpretados desde abajo como una alternativa posible y no como una idea surgida a nivel nacional. Es necesario eliminar la brechas y desigualdades entre las personas y los territorios”, dice Arias.
Es que los municipios no tienen costumbre en la presentación de propuestas de proyectos, explica la Coordinadora, no tienen capacidad instalada para dar respuesta inicialmente a esas propuestas. Es es el momento para que los actores municipales presenten las posibilidades de lograr una economía autogestionaría; filosofía en la que no existe tradición, quizás por los tantos ejemplos de burocratismo, insuficiencia financiera o falta de creatividad.
“En estos momentos están en el escenario territorial actores emergentes como cuentapropistas y usufructuarios rurales y necesariamente habrá que prepararlos para que interpreten su papel. Creo este es un excelente contexto para las iniciativas; las comunidades y Consejos Populares cuentan con libertades para proponer ideas al Gobierno de su municipio y nuestra misión es cambiar la visión del desarrollo, inculcar una cultura descentralizada”, asevera Arias.
Universidad para el desarrollo
La universidad como institución es uno de los actores más protagónicos del desarrollo, trabajo que desde algún tiempo se articula estrechamente con los gobiernos locales en la asesoría y capacitación a ese nivel. El estudio que ejecuta la Universidad de Holguín ayuda a identificar las necesidades, limitaciones y potencialidades de los territorios, tales como el capital humano, social y cultural existentes en ellos.
“Las nueve líneas de investigación de la universidad están presente en esta concepción, dándole una perspectiva multidisciplinaria para ofrecer la respuesta eficiente a los problemas que hoy existen”, indica Cordovés. Objeto de la gestión de proyectos son fundamentalmente la producción de alimentos, las fuentes renovables de energía y la producción de materiales de la construcción, entre otros.
Uno de los logros del centro estudiantil en conjunto con la universidad de Girona en España, es la conformación de un material mixto con fibras de henequén, cuya fabricación y aplicación puede ser significativo a nivel local. Asimismo, la Casa de Altos Estudios, iniciara próximamente la Especialidad en Desarrollo Local, acertada decisión que debe redundar en asesores y gestores capaces de hacer el futuro pensando en clave local.
Municipio Holguín
La principal necesidad del territorio es sobre la producción de alimentos, de ahí que el sector de la agricultura conquiste el protagonismo que se espera. “Aunque se ha insistido bastante, llamamos a que los organismos elaboren proyectos pues aún es insuficiente. El municipio cuenta con 2 millones de pesos y 155 mil CUC para el desarrollo local”, explica Isnalvis Martínez, vicepresidenta para la economía del Gobierno Municipal.
Una parte de ese monto ya esta destinado, según el estudio de inversión, para los tres proyectos que deberán iniciar en un futuro próximo. Estarán ubicados en la UBPC Piti Fajardo, industrias locales en Mayabe y el basar de los artesanos del bulevar donde los cuentapropia radicarán con carpas y demás condiciones. Los tres están aprobados en la comisión municipal y se valora en la provincial.
También se trabaja en el proyecto del hotel Majestic con el fin de usar capacidades para comercializar en divisas, además del Patio del Bolero pero todavía no son aprobados, la falta de capacitación y seguimiento son problemas latentes. Tampoco esta definido el monto y la cuenta a la que entrará el dinero proveniente de los impuestos de los casi 14 mil cuentapropistas.
“Los proyectos pueden ser solicitados por CPA, CCS o productores individuales. En este caso, debe presentarse en el grupo municipal de desarrollo local donde se le entrega los requerimientos para conformar el proyecto conjuntamente con la ficha de costo”, añade Martínez.
Como muestran los estudios sobre el tema y la experiencia práctica, el desarrollo local en Holguín enfrenta el reto de sobreponerse a sus propias limitaciones locales y sobre todo, a los actores de ese proceso. La salud de esta estrategia solo alcanzará su cúspide cuando la gente deje de ser objeto y se conviertan en sujeto de la transformación. Crear, proponer, gestionar son palabras claves que toda comunidad debe conocer y aplicar.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Otras mieles de Limoncito

Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Ya sea durante el período especial o meses después del paso de Ike por el territorio, el polo productivo de Limoncito en Urbano Noris desempeñó, como hoy, un pilar fundamental en el abasto de viandas a la ciudad de Holguín. Rememora María López, técnica en gestión de recursos humanos de la granja ubicada allí, que en la década del 90 se fomentó en el frente, variedades de plátano y en especial el fruta.
Después de 1993, surge el asentamiento aledaño y recibe el nombre Las Marías. La colaboración de Hábitad Cuba, posibilitó la construcción de 27 viviendas, morada de las personas que provenían de distintos sitios de la provincia y hasta fuera de ella. Todavía muchos continúan allí.
Antes de la llegada del nuevo milenio, el polo se había convertido en Granja Estatal Manuel Rodríguez Fuentes, para ese entonces contaba con 535 trabajadores acogidos al sistema de vinculación de ingresos menos gastos. En total atendían 21 “canteros” de 0,21 caballerías cada uno y recibían como estímulo una jaba mensual con varios productos.
Una vez desintegrada la División Mambisa, el sitio perdió productividad en buena parte por la escasa fuerza de trabajo, sin contar que algunos recursos adolecieron de cuidado. En el 2008, los principales dirigentes de la provincia, a fuerza de ejemplo personal, impulsaron su rehabilitación, una avanzada seguida por varias, entre ellas de estudiantes.
Así inició el más próximo compromiso de la Granja, el de retomar en sus 711,26 hectáreas de área total, los volúmenes de rendimiento que antaño arrancaban exclamaciones. Arbelio Batista, el actual administrador explica que 574 hectáreas son de cultivos varios y 136,9 para ganado mayor y menor, una alternativa que enriquece el autoconsumo.
La mayor parte de las fincas están cubiertas con plátano burro aunque también son significativas las 22 de guineo FIAT 18, las poco más de 15 en frutales y las 60 hectáreas de plátano macho tres cuartos, lo que significaría mandar hacia Holguín 15 toneladas de este último desde la segunda quincena de diciembre.
“Los racimos aquí, promedian 48 plátanos. La productividad es buena pues cada planta recibe cinco kilogramos de materia orgánica y potasio, de ahí su vitalidad. Entre enero y marzo se incorporarán unas 300 hectáreas en fomento porque nuestro objetivo final es entregar 3 mil quintales mensuales. En esta aspiración es fundamental la atención que reciben los cultivos”, afirma Batista.
A pesar que solo cuentan con un viejo tractor, la mayor parte de las labores las realizan con tracción animal, 40 yuntas de bueyes son las responsables de mantener todo limpio aunque haya mucha humedad porque la hierba, como dice Batista, no duerme. Los implementos agrícolas tampoco escasean, existen dos por cada yunta.
El plan de este año de la Manuel Rodríguez es mil 90, 7 toneladas pero deben obtener 223 más de lo esperado. En el 2012 el colectivo confía alcanzar como promedio mensual 200 toneladas; mientras trabajan en la sustitución de importaciones con el envío a la industria de 225 toneladas de plátano burro rayón.
“En estos momentos estamos a 8 toneladas de viandas por hectárea, sin embargo en diciembre nos pondremos a 14; mensual entregamos entre 98 y 120 toneladas”, añade Batista.
Con trabajo y rentabilidad
Explica el administrador curtido en el campo, que el obrero cobra por cada planta 15 centavos al mes, siempre y cuando realice la atención y cuidado indicada porque de eso depende su salario hasta que entre en producción. Debe mantener aspectos principales como el cultivo con bueyes, el riego, la conducción, deshoje y limpia.
Existe una comisión que es la encargada de revisar se cumplan estos parámetros de acuerdo a lo estipulado en cada etapa del ciclo del cultivo. De existir problemas es penalizado, pero la gente se esfuerza por obtener el máximo resultado. “Encargándose del plátano, quien atiende un área puede sembrar por iniciativa algo de ciclo corto como frijol, en ese caso obtendría para su propiedad el 60 por ciento de la cosecha”, señala Batista.
Hace un año, la granja poseía una deuda de 86 mil pesos, hoy en día el estado económico financiero es estable con ganancias mes tras mes. Lo que no es rentable para la unidad no entorpece su contabilidad, por eso el sentido de pertenencia es inculcado en los trabajadores como garantía de buenos frutos. Bajo ese concepto, muestran como salario medio 633,33 pesos con una productividad de 712.
“En 2010 tuvimos que demoler varias hectáreas puesto que sus rendimientos eran inferiores a una tonelada cada una. Eso provocó buscáramos la forma de que el hombre ganara más pero al mismo tiempo diera el máximo de atención al cultivo, por eso se implantaron varias formas de pago.
“Durante el 2010 solo habían 185 trabajadores, ahora suman 272. Poco a poco la gente se ha ido incorporando y le hemos dado no solo la exigencia sino mejor atención por medio de estímulos, chequeos de emulación y otras actividades. Aun así, todavía necesitamos 113 obreros, pues esta fuerza está cubierta actualmente por internos”, indica Arbelio Batista.
El polo productivo lleva un avance notable sin afectar tanto los recursos del Estado. Su transporte de obreros garantiza la puntualidad del colectivo y el carretón de caballo asegura el traslado del almuerzo hasta más de siete kilómetros donde los trabajadores reposan el mediodía en las cinco casas de descanso.
Riego y Autoconsumo
Desde el 28 de mayo hasta los primeros días de octubre a Limoncito le han caído más de 700 milímetros de agua. Por esa causa en estos meses no usaron ni un metro cúbico de la represa; más bien algunos campos se drenan, lo que significa un ahorro extra. Todo el sistema de aspersión en el centro es por gravedad, desde que sale de la presa al reservorio y de ahí, a las distintas áreas.
Con valor de uso bajo irrigación hay 429 hectáreas y están utilizándose 329,4 con riego MICROJET, estas deben incrementarse gradualmente hasta cubrir las hectáreas potenciales, pues todos los recursos necesarios están puestos en la unidad sin colocarse aún debido a la mucha humedad.
Las 23 vacas permiten que el desayuno de los trabajadores se acompañe con leche, algo que también está presente durante el almuerzo. En días pasados recibieron 500 gallinas para autoabastecerse de huevos. Cuentan además con un rebaño de 62 caprinos, 80 ovinos y seis reproductoras porcinas. La carne de cerdo para fin de año está garantizada en sus corrales.
Toda la alimentación animal es sembrada allí mismo. Sobresalen las 13, 42 hectáreas de caña, lo que posibilitaría sustentar la comida para el período seco y aportar casi la mitad a granjas vecinas de la Empresa Agropecuaria de Urbano Noris.
Son acciones que la dirección y obreros de la granja Manuel Rodríguez Fuentes ponen en práctica para convertir a Limoncito en un centro de excelencia y productividad. Ellos apuestan por el sumo del esfuerzo individual y las mieles del trabajo revertido en logros desde las tantas plantas, bajo su cuidado.