Hombres de insuperable valor

Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Agosto sofocante. Llevabas en tu mochila lo imprescindible para vivir en campaña. En tu bolsillo, las fotos que por las noches volaban tu alma de nostalgia hacia tu tierra y tu sangre, miles de kilómetros pensando en ti, orgullosos de tu estatura de revolucionario. Días aquellos en que el futuro era sudor y compromiso. Ni el peligro fue suficiente para impedir volvieras a los orígenes de una parte de nuestra existencia y fuiste hijo digno, hermano mayor.
Ahora entre los tuyos, recuerdas como un relámpago aquel agosto de 1983, la escasez de vegetación, el apodo choteado de un negro “portuñol”, la exquisita hora de la comida y lectura de cartas. Llevas Cangamba tatuada en ti como un signo imperecedero, sentido innato del guerrero noble que no ceja un momento de estar alerta y construye así, una nación soberana nutrida de la estirpe y el ejemplo.
Ruidos de aviones, cohetazos y cañonazos silbando en el aire no te amedrentaron, ni siquiera cuando arreció el hambre y la sed, o la tierra tembló como los bandidos, “kwachas”, al retirarse con las manos vacías. Casi sentías el aliento de nuestros enemigos acechando a pocos metros, pero el mensaje del Comandante, te dijo que sí se podía guerrear y resistir; ese era el refuerzo que esperabas y él confiaba en ustedes.
También confiabas en los “tigres” de tropas especiales y los corajudos pilotos que lanzaron alimentos y municiones, todavía insuficientes, para las ganas de tirarles con algo más “pesado”. Aun conservas en tu memoria el olor a pólvora, a tierra removida por trincheras que albergaron tu sueño y tu posta, la técnica, los suministros, el presente heroico que hoy compartes con millones de cubanos.
Esa mañana del día 10 llegaron tus compatriotas victoriosos luego de cumplir la palabra de Fidel “los sacaremos cueste lo que cueste”. No hubo cerco ni hostigamiento capaz de aminalar el coraje con que mantuviste firme la barbilla y el brazo, esas son páginas que engrandecen nuestra tradición internacionalista. Por eso recibes hoy, soldado de “insuperable valor”, el homenaje de la patria a 25 años de aquel ejemplo de fidelidad a las ideas y al líder de la Revolución.