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Una cifra cercana a ocho mil pacientes con afecciones de cáncer han sido tratadas en las últimas dos décadas en Cuba con el veneno del alacrán azul, alternativa conocida también como ESCOZUL y que ha beneficiado a más de tres mil extranjeros provenientes de Europa y América fundamentalmente.
Iniciado en la provincia de Guantánamo, el método hoy es respaldado por prestigiosos centros de investigaciones internacionales quienes coinciden en las propiedades anticancerígenas de esta toxina y su efecto analgésico, antinflamatorio y antitumoral; asimismo es usado contra la hepatitis y la artrosis, entre otras afecciones.
Actualmente todas nuestras provincias cuentan con criaderos donde se reproducen y se extrae el antígeno. Proceso que se realiza utilizando una estimulación eléctrica a los ejemplares mayores de un año, varias veces cada 20 días. Además se necesitan técnicas complejas que garanticen la temperatura correcta, la pureza necesaria y su mezcla posterior en las dosis adecuadas. Luego, los insectos son devueltos a su hábitat natural.
Con el incremento de la producción y terminada por completo su registro legal, el Escozul podrá enfrentar con mayor libertad las necesidades internas y demandas del exterior. Un 97 por ciento de los pacientes atendidos con tumoraciones malignas ha mostrado una respuesta positiva a esta clínica de laboratorio.
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