rubicel@ahora.cu Petrocaribe ya es un hecho y muestra hoy sus logros. En cuatro cumbres ha quedado solidificada la idea inicial que le dio génesis en el 2005: intercambio equitativo, cooperación y desarrollo sustentable. En otras palabras, integración energética latinoamericana.
Mientras gobiernos capitalistas y trasnacionales en hidrocarburos se esmeran por alcanzar territorios estratégicos en explotación y reservas de recursos naturales de origen fósil, una iniciativa del presidente Chávez muestra cuánto puede hacerse por utilizar sabiamente y para el uso de los pueblos, el petróleo y sus derivados.
Basta poner de ejemplo la actual demanda y cotización de este combustible en el mundo, y las garantías de estabilidad en el suministro y pago que, Venezuela como máximo productor, les brinda a los miembros del programa.
A esto se le suman aristas de producción agregadas como el gas y otras utilidades obtenidas de los residuos. Un ejemplo de solidaridad nacida al calor del ALBA, es el proyecto de 100 viviendas petrocasas levantadas en Cienfuegos, cuyo sistema constructivo se basa en materiales provenientes del petróleo.
Petrocaribe, también es ahorro y utilización de fuentes alternativas de energía renovables. Según palabras de Raúl Castro, primer vicepresidente cubano, hasta finales de noviembre del presente año, se habían ejecutado o estaban en ejecución, 31 proyectos de sustitución de bombillos incandescentes por ahorradores en 13 países miembros. Asimismo, el mecanismo de cooperación, trata de impulsar la energía eólica, geotérmica y solar, posibilidad que le abre las puertas a países con menos desarrollo y recursos petrolíferos.
Es de vital importancia la existencia de un programa interregional de esta índole en el área, sobre todo con las circunstancias actuales. El consumo mundial de petróleo es superior a las reservas existentes, pues cada cuatro barriles consumidos, solo uno se descubre; y dentro de siete años podría arribarse a un pico de producción, momento que agudizaría aún más la crisis del alza de precios o posibles guerras por el recurso.
Por otra parte, Estados Unidos, mayor derrochador de combustible, gasta el 25 por ciento del petróleo producido en el mundo, a la par que hace lo imposible por eliminar de la competencia a empresas extranjeros o su acceso a reservas y comercialización.
Paradójicamente, el gobierno imperialista del norte no trabaja por disminuir su consumo, sino que cada año transcurrido, aumenta su cuota para poder sustentar niveles exorbitantes de demanda del combustible en industrias, electricidad, calefacción y consumo domestico: no es juego suministrarle gasolina o diesel a casi la misma cantidad de automóviles que habitantes, estos últimos por encima de 280 millones de personas.
En tal sentido en 1999, Richard Cheney, vicepresidente de los Estados Unidos expreso: “…en 2010 necesitaremos en el orden de unos 50 millones de barriles diarios adicionales. Esto es equivalente a más de seis Arabia Sauditas actuales”. Para tener una idea de lo que dijo este señor, el país de mayor exportación del planeta, ese mismo año, produjo cerca de 9 millones de barriles días.
Por eso es más trascendente y necesario que Petrocaribe siga profundizándose y abarque la totalidad de las naciones del área que permanecen en desventaja en cuanto a recursos, tecnología y desarrollo. Cuba, hoy transmite al mundo los detalles de lo que acontece con la cuarta cumbre de energía para la integración.
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