jueves, 25 de agosto de 2011

Boom digital vs DVD doméstico

Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Lejos del recelo conque al inicio fue visto, actitud humana ante el cambio, hay que reconocer que el cuentapropismo en Cuba cubre necesidades y ese deseo innato de encontrar propuestas diferentes. Aun sin estudiar economía o marketing, todo comerciante listo sabe que la satisfacción del cliente parte de la creatividad en función de necesidades, por más inusuales que parezcan.
No quiero referirme aquí a las croquetas de corteza dura porque fueron bien fritas, algo ausente en numerosas cafeterías estatales; tampoco a los relucientes paladares donde sonrisas no son objetos de vidriera, hablo de la colorida fauna de discos compactos que en cualquier rincón se venden en diferentes formatos.
Es en esos sitios, donde uno puede encontrar desde lo más popular, refinado, glamuroso y hasta el morbo publicitario. Son muy cotizados los cantantes del momento o de todos los tiempos, depende la edad del cliente, las series televisivas con el último capítulo, calentito aún, y los show como Caso Cerrado o Belleza Latina cuya cuota “privada” entretiene al público.
Muchos vendedores de materiales digitales lo “queman” al momento según pedido del interesado que de antemano puede consultar especie de Carta Menú con lo más reciente y “prendio” del negocio. Incluso, la capacidad de proponer al usuario es tal que, algunos emporios digitales pueden venderte lo que deseas solo poniéndolo en tu disco extraíble o Memoria Flash, más económico, rápido y perdurable.
Aunque no sea la temática más solicitada, conozco algunos que incluyen en sus colecciones materiales educativos como documentales, una opción que viene en un todo incluido del paquete que misteriosos proveedores bajan de internet o el mercado subterráneo. Precisamente esta opción, de poca acogida por desgracia, es valiosísima herramienta para enriquecer la cultura general y el conocimiento del ser humano, la civilización y todo lo que nos rodea.
Lamentablemente, no se aprovechan los recursos informáticos y digitales existentes en instituciones y viviendas para que materiales claves para la formación estudiantil, social y cultural puedan consultarse. Me gustaría encontrar en la Feria del Libro el stand que ofrezca por ejemplo, los variados cursos de Universidad para Todos como el recién concluido Con tus Propias Manos, útil para albañiles y familias que emprenden la construcción por esfuerzo propio.
Con los miles de DVD y computadoras que cada vez se hacen más frecuentes, estoy seguro que la mayoría de los universitarios querrían comprar y asesorarse en sus casas con propuestas audiovisuales de la talla de Capitalismo: una historia de amor y Sicko, ambos de Michael Moore, necesarios para comprender mejor la Economía Política o Teoría Sociopolítica.
No basta con tener cinco canales de televisión, espacios fijos que reflejen innumerables cuestiones como sucede en Pasaje a lo Desconocido, si al final los argumentos, cifras, ejemplos y criterios no pueden repetirse y utilizarlos para la vida cotidiana. Ojalá las autoridades encargadas de producir y distribuir los materiales digitales realizaran un compendio de los mejores programas de la Mesa Redonda, el de Taladrid o Art Attack por citar algunos.
Mientras en el mundo el consumo de libros electrónicos amenaza desplazar los impresos, fenómeno patente en los Estados Unidos, nos quedamos atrás para usar sabiamente las potencialidades informáticas. La editora ¡Ahora!, por citar un referente cercano, posee todos sus semanarios desde septiembre del 2000 digitalizados, publicación a la que se une el ciberdiario, material que a partir del 19 de noviembre pasado se envía de lunes a viernes a más de 700 direcciones de correos electrónicos dentro y fuera de Cuba.
Sin embargo, puedo asegurar que muy pocas instituciones los tengan guardados a pesar que forman parte de la memoria histórica del territorio y amplia ayuda para estudiantes, científicos y lectores en general.
De acuerdo a las posibilidades reales de almacenaje y compartimento de la base de datos, sería acertado que tanto bibliotecas públicas como aquellas en centros de enseñanza superior, media y técnica profesional, puedan contar con semejante cúmulo de información.
Así, no habría que buscar materiales únicamente, en los puntos que creativos cuentapropistas del entretenimiento digital ofrezcan para nuestro consumo doméstico. Ganaríamos en saberes: comerciales, informáticos y por que no, nos conoceríamos mejor.

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