martes, 18 de octubre de 2011

“Sabia de café corre en mis venas”

Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Lo sorprendimos en plena faena cafetalera cuando el sol alcanzaba el cenit pero Pedro Columbat es de los que no temen dar el extra en el campo. Por eso andaba con su paso rápido, mochila en la espalda, esparciendo el herbicida que le garantiza una zafra libre de malezas y con buen grano.
Pude comprobar, como me habían advertido los compañeros de la Empresa Cafetalera Sagua, de sus excelentes capacidades comunicativas, sobre todo si tiene que ver con el cultivo y cuidado del café. Aun así, no me dio tiempo a presentarme, con su lenguaje directo y preciso me interpeló-usted es el periodista-, mientras ascendía desde el arroyo y estrechó mi mano.
Los inicios
Sin más preludio, nos dirigimos a su casa en Zarza del Medio, Naranjo Agrio, donde esperaba un rico café hecho en colador, combustible ideal para iniciar mi cuestionario, o más bien su ameno relato. “Antes de dedicarme por completo al café era instrumentista de mantenimiento industrial en la fabrica de nikel Che Guevara en Moa.
“Todo fue cuestión de tradición familiar, mi padre trabajó aquí antes y yo le seguí los pasos. Siempre añoré, y disfruto, la vida en el campo y este cultivo. La sabia del café corre por mis venas”, señala Columbat.
“En 1989 decidí atender la tierra que, en esos momentos, no poseía producciones aceptables. Utilicé con mayor fuerza la variedad robusta, quizás por idiosincrasia porque proviene del Congo, de la misma zona a la que tal vez mi familia perteneció. Así, de a poco, cubrí toda la finca y los rendimientos fueron en aumento: 300, 500, 800, 1000...hasta llegar a mi récord con 3 mil 36 latas.
“Inicialmente mi interés no era sembrar café si no vianda, por ser más rápido y rentable; pero producto a la interacción con el terreno, sus características, me di cuenta que para vivir aquí hay que poseer un cultivo perenne que ayude a la conservación de los suelos con vistas a realizar una agricultura con sustentabilidad.
La experiencia
“Mi método principal de poda es aplicar la de rotación de eje que me dio buenos resultados. Muchas de estas plantas poseen 18 años, no menguan el rendimiento y aunque sean de gran tamaño, se recogen fácilmente. Cuando tienes ejemplares con características similares, observas su excelente área floral y la cantidad de gajos, son indicadores que auguran buena cosecha.
“Aquí hay plantas con ramas viejas y jóvenes que alcanzan alta productividad, mucho mayor para el año que viene. Cuando decido podar es que están muy deterioradas, si no lo mantengo para preservar la superficie productiva con estabilidad.
“Amplié el marco de plantación entre carreras para multiplicarlo, aveces la rehabilitación no es efectiva, todo radica en el tipo de atención y saber valorar a tiempo cuándo renovar un campo”, señala.
“La recogida la hago con personal de la zona, vecinos que trabajan en esto y la empresa me ayuda con alimentos. Creo hay que promover en la gente el deseo de recoger el café y hacerlo con calidad. Es cierto que la tradición se ha perdido y lo que prima casi siempre es recogerlo por latas. Esto origina pérdidas que a mi juicio oscilan entre 30 o 40 por ciento de la cosecha, a parte del provocado por cuestiones naturales.
“La recogida es una área para trabajar y buscar acciones que estimulen y contribuyan a más café. Pienso en la necesidad del país, no se puede perder un solo grano ante todo por los precios internacionales.
“Por cada 360 latas sin aprovechar, el Estado pierde 3 mil 200 dólares. Por ejemplo, si en mi finca estimo una cosecha de 3 mil latas y dejo de recoger el 30 por ciento, significaría prescindir de poco más de dos toneladas. Saca la cuenta lo que cuesta, todo es es cuestión de economía del país.
“Para tributar a una mejor recogida hay que estudiar el precio a que se paga, la supervisión del dueño de finca, al final si la fuerza de trabajo no posee ganas, preparación y estímulo, la faena no se ejecuta con calidad. Tres cosas no pueden faltar en el cultivo de café: la siembra, la atención y la recogida.
“También es muy importante se divulguen las prácticas culturales, soy del criterio que debe elaborarse una literatura amena y fácil de entender sobre el café, su fisiología, datos climáticos, etc, que ayuden desde los más conocedores hasta menos instruidos. Yo me capacité de manera autodidacta, conversando con amigos, especialistas del café y gracias a los talleres de extensionismo en la Empresa”, confiesa.
Los resultados
“Mi fórmula del éxito es trabajar al máximo como lo permita el esfuerzo personal, la ciencia y técnica. Para obtener un grano de excelencia se necesita una inversión de este tipo en todos los aspectos que tributen al buen manejo del cafetal.
“El café demanda una atención especial dependiendo del tiempo climático y la estructura del sembradío. Por ejemplo, la poda es necesaria hacerla en los meses de febrero a abril; si no pierdo grano. Por eso es tan importante el estudio y análisis de los precios a la hora de ocupar la fuerza de trabajo, sin que haya correlación equitativa entre lo que se hace y se paga, muchas veces dejan de hacerse atenciones importantes.
“En dependencia del año climático, específicamente si llueve, mis rendimientos oscilan entre 180, 200 o más quintales por caballería. El pasado año entregué 2 mil 436 latas (180 quintales por caballería), no fue un tiempo bueno porque la sequía fue intensa y eso provocó que todas las plantas no tuvieran buena calidad. Espero arribar a 200 quintales esta zafra.
“Quien se inicie en este mundo debe poseer mucha voluntad, valor y tesón; así como unir a la familia en ese empeño. De la misma forma que permanecemos unidos ante el enemigo, debe ser también dentro del hogar: sumar a la mujer, hijos, que todo el mundo ayude.
“Mi hija más pequeña, como parte de la tradición y enseñanza, tapa el café que va al punto y lo hace sin que nadie la mande. Esa simple acción evita que la broca dentro del saco contamine el campo. En días de descanso mis hijos me ayudan a regar abono y en tiempo de zafra todo el mundo se pone en función de la producción”, dice orgulloso de su estirpe.
Según palabras de Eliades Peña, especialista de agrotecnia y extensionismo de la Empresa Cafetalera Sagua, Columbat ya no es un productor de avanzada, si no un técnico que aplica la ciencia y técnica con resultados positivos. El fue uno de los productores que sembró 500 posturas por esquejes de las 15 mil, sumando injertos, que ha desarrollado la entidad.
Cuando se acerca el pico de cosecha cafetalera, Pedro Columbat no se confía del trabajo realizado durante meses, más bien es el acicate para permanecer alerta. Así nos refirió sobre su preocupación con el hongo Tisón de Hilacha, capaz de afectar hasta el 30 por ciento de las plantaciones. Según él, existen los plaguicidas para combatirlo pero no los medios para aplicarlo.
Por eso persiste en capacitarse más y estar al tanto de lo que acontece sobre el café en Cuba y el mundo, esa es su forma simple de aplicar en la práctica lo que dicen los libros. Es así como reacciona un hombre curtido por el campo, que ama la tierra, la cuida y se preocupa por el futuro de la agricultura. Será que lleva la esencia del café en el cuerpo y como él, se volvió cosmopolita desde lo nuestro.

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