miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cultivadores de la dignidad martiana


Por: Dr.C. Hugo Arévalo Sánchez. *
Dr.C. Javier Carballosa Carballosa.
José Martí, el Apóstol de la independencia de Cuba, Héroe Nacional y maestro de virtudes, identificó un valor esencial que debía ser cultivado por los cubanos:

“Porque si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todo los del país fuera base y principio, y sin que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
(José Martí .Obras Completas. Tomo 4, p 270).

A partir de 1959, el pueblo de Cuba comenzó a ser protagonista de profundas transformaciones sociales: en la educación, salud, cultura, en materia de trabajo, seguridad y asistencia social, entre otras.

La ayuda a los necesitados dejó de ser una obra de caridad y politiquería para ser una obligación del Estado. Las universidades se pintaron de negros, mulatos desapareciendo poco a poco las barreras raciales, al igual que las de género.

No obstante, lo logrado en términos de justicia social y dignificación de los cubanos en los primeros 40 años de Revolución, faltaban acciones sociales por realizar. Una nueva fuerza se sumó a esta batalla, la de los Trabajadores sociales de “Nuevo Tipo”, llamados por Fidel “Médicos del Alma”.

Cuando el trabajador social se acerca a una persona o toca la puerta de una familia para hacerse amigos de ellas y conocer los problemas que le afectan a su calidad de vida, no lo hace para beneficio propio o creando falsas expectativas de ayuda material.

Su objetivo está dirigido a que cada persona autoreconozca sus virtudes y defectos, sus potencialidades para integrarse plenamente a la sociedad, donde sea reconocido y respetado por sus virtudes humanas, por su solidaridad, amor a sus semejantes y a la naturaleza.

Para ser un trabajador social digno debe ser fiel a la patria, ser ejemplo de buen ciudadano, respetuoso, disciplinado, justo, responsable, honrado y modesto como el maestro:

“Sí de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que quiero es servir más”. (José Martí. Obras Completas. Tomo 7, p. 97)

A través de su labor diaria de intervención individual, grupal, comunitaria y societal, los trabajadores sociales deben convertirse en cultivadores de la dignidad martiana.


* Profesores e investigadores de la Universidad de Holguín.
hugo@efts.uho.edu.cu

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