lunes, 4 de abril de 2011

Ponernos el cascabel

por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Siempre me pareció gracioso y hasta funcional la vía cubana, por medio de un animado, para explicar la historia de la silla. La imagen del cavernícola asestándole un macetaso al hervíboro grandón y medio bobo para usar el cómodo follaje en asiento revolucionador para la época, resumía la idea además de darle el toque “jodedor”. Sin embargo, algo serio se vislumbra: la antiquísima lucha entre hombre y naturaleza, cómo éste justifica sus acciones sobre aquella.
Uno de los excelentes documentales del canal nacional Multivisión, me impuso la reflexión de estos abatares postmodernos donde el ser humano en su desarrollo invade hábitats salvajes. El cortometraje sitúa los acontecimientos en Los Ángeles e India, representa ataques de Coyotes y monos Rhesus a personas, aunque el discurso del material y algunas imágenes se enfocan en el sufrimiento de las víctimas. ¿Acaso los animales no poseen derecho a vivir donde por generaciones lo hicieron libremente sus antepasados?
El fenómeno es replicado en diversos sitios en el que la expansión urbana y agrícola constantemente devora el espacio vital de la flora y fauna. Numerosas especies encontraron de esta forma su extinsión, otro grupo subsiste al límite y como nuestros protagonistas, algunos se adaptaron a la presencia del hombre.
Megametrópolis como Los Ángeles y Las Vegas en Estados Unidos, son ejemplos de rápido crecimiento hacia zonas agrestes sobre todo, impulsado por los cánones elitistas de confort y sofisticación. En el 2010, la población de la ciudad californiana superó los 4 millones 300 mil habitantes con mil 290.6 kilómetros cuadrados, entre las más grandes de ese país norteño.
Es cierto que los ataques de coyotes allí se han vuelto frecuentes pues el acceso fácil a alimentos, tanto proporcionados directamente por humanos, como roedores y conejos que, rondan en los frondosos jardines, muy atractivos para cazar. ¿Acaso nos asiste la culpa compartida?
Famosos por dar nombre al factor RH del grupo sanguíneo, viajar al espacio y ser los primeros primates clonados, el Macaca Mulatta o Rhesus, se convirtió en vecino poco agradable en regiones de la India. Con más de mil 200 millones de personas, en el 2001 esta nación poseía unas 35 ciudades con un millón o más de residentes, 13 de ellas superior a 10 millones donde una vez la vida salvaje tuvo su espacio.
Lo cierto es que allí los rhesus no gozan de la misma suerte conque se trata al Langur Común, considerado encarnación de Hanumán y por tanto animal sagrado. La pérdida de hábitats naturales, es hoy la causa principal que atenta contra la vida silvestre en la tierra, el Chimpancé de montaña por ejemplo, podría desaparecer si compañías británicas deciden extraer petróleo en el parque Vilunga, Congo; una denuncia realizada por WWF, organización dedicada a la defensa de la naturaleza.
Según investigaciones, los sistemas naturales más ricos en poblaciones endémicas se ubican en áreas tropicales y entre los más afectados aparecen islas y regiones con alta densidad humana, así como otros donde la agricultura suplantó los ecosistemas origianarios. La amazonía, el bosque tropical más extenso del mundo abarca 6 millones de kilómetros cuadrados repartidos en ocho países, allí se estima que casi el 20 por ciento ha sido deforestado para sembrados de soja, maiz y la ganadería.
La importancia de los bosques es clave en la biodiversidad puesto que en ellos, con el 31 por ciento de la superficie terrestre, se asienta más de la mitad de las especies animales y vegetales de la tierra. La actividad humana es tal, debido a este fenómeno y otros aparejados que, de ciertos grupos seleccionados de vertebrados, invertebrados y plantas, entre 12 y 55 por ciento de las especies corre peligro de extinción en la actualidad.
Así lo recoge el informe del 2010 Perspectiva Mundial sobre la Biodiversidad 3, impulsado por el PNUMA, quien sostiene que aves y mamíferos utilizados en alimentación y medicina corren, en promedio, más riesgo de desaparecer. El estudio informa que el 36 por ciento presenta peligro real de sucumbir de las 47 mil 677 especies en todo el mundo en diferentes niveles de alarma.
No obstante, el papel que juega la civilización en el cuidado y preservación de la diversidad ecológica continúa rumbo a lo trágico, con efectos irreversibles sobre bosques, suelos y sistemas fluviales. Mientras algunas organizaciones, Estados y figuras influyentes luchan por la naturaleza, otros crean la visión feroz exagerada cercana a la paranoia sobre los ataques de animales.
Lejos de apostar por teorías sobre si estrés o recuerdos traumáticos crean la venganza contra el ser humano, deberíamos revisar qué podemos hacer para tener una convivencia armónica con la vida silvestre desde un enfoque comunitario, participativo y sustentable. Sería ponernos el cascabel de la responsabilidad con el futuro del planeta.

No hay comentarios: