lunes, 19 de octubre de 2009

"La fórmula está en el trabajo"


Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
La crianza porcina por campesinos continúa en crecimiento en Holguín, un alimento indispensable para el cubano que tanto gusta de su sabor. Evidentemente, el aumento paulatino de las diferentes modalidades de producción redunda en mayor oferta y por ende, rebaja de precios. Este programa, lleva consigo como complemento nutricional, lo que el campesino sea capaz de cultivar en la tierra, unido a su amor por lo que hace; mezcla que generalmente concluye en éxito.
La fórmula se respira en la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Mario Escalona, en la localidad de La Aguada, a unos 10 kilómetros al noreste de la ciudad de Holguín. La agrupación campesina se propone entregar este año 120 toneladas de carne de cerdo entre 11 productores.
En la finca de unas seis rosas de tierra, Abdel Leyva es uno de los tres productores que cerrará el año con 20 toneladas entregadas. Para ello cuenta con la ayuda de su padre y un vecino, quienes se encargan de alimentar, cultivar e higienizar los corrales.
Este joven, padre de dos hijos, confiesa que en su trabajo lo que más abunda es constancia dedicándole hasta 15 horas diarias. Es un optimista de la vida cuya creencia propia la aplica a las circunstancias y el trabajo salido de sus manos.
No por gusto ha obtenido excelentes rendimientos, siendo uno de los de avanzada que ha trasladado al surco la necesidad de autoabastecerse con un 30 por ciento o más, de lo que necesita para el sustento de sus animales.
En la misma zona, un matrimonio que hasta dos años se desempeñaban laboralmente en el sector de los servicios decidieron convertirse en productores. Ella gastronómica y el enfermero, Niurka Serrano y Raciel Cabrera llevan dos años vinculados con la raza porcina.
Para esta mujer lo más importante es ponerle el corazón a lo que hacen y cumplir con los pronósticos en tiempo, aunque para ello pasen noches en vela o cambie la cocina por la “gautaca” en el campo. “Yo sé cuando un puerquito está mal o se comporta diferente. Cuidamos a los cochinitos como bebés, le ponemos la teta en la boca y los bañamos”, cuenta apasionada.
Así es la vida en el campo, sin mucho tiempo para pensar en las musarañas y una escuela práctica que obliga a conocer de economía, agronomía y medicina veterinaria. Ningún detalle escapa, se respira compañerismo y solidaridad, porque cada vez más la conciencia de ellos comprende la importancia de su sacrificio como sustentabilidad de la producción agropecuaria cubana.

No hay comentarios: