jueves, 12 de abril de 2007

Estados unidos: posada de Carriles

Por Rubicel González
Mientras una parte del mundo sigue expectante el desenvolvimiento de la crisis del Medio Oriente y los rumores de nuevas guerras, otra más cercana a nuestra latitud geográfica se indigna con las pretensiones de Estados Unidos y su sistema de justicia que no ceja en hallar una brecha que le ofrezca impunidad al terrorista Luís Posada Carriles.
Desde el ingreso ilegal al país norteamericano, procedente de México, a bordo del “Santrina”, la posición que ha mantenido el imperio deja mucho que desear de su política contra el terrorismo y las entradas ilícitas al país, actuando descaradamente en un proceso judicial que de antemano fue amañado y envuelto en el silencio por altas esferas del gobierno y sus compinches cubanoamericanos que paranoicos vociferan la libertad para el criminal confeso.
De cínico e hipócrita resulta el veredicto de la jueza Kathleen Cardone, al permitir la libertad bajo fianza de Posada Carriles, justificándose en la vejez, el tiempo de ocurrido los sucesos que la fiscalia presentó en su contra y hasta cuestiona que estos hayan sido verídicos. Pero ella no ha de cargar con toda la culpa, pues recordemos que antes y después de las denuncias de Fidel donde se argumentaba cómo, cuando y con quién entró Posada a Estados Unidos, este hizo caso omiso al reclamo internacional y la responsabilidad de actuar consecuentemente ante el hecho.
Esto se une a otra sarta de engaños y manipulaciones que dan al traste con lo verosímil de la llamada “cruzada contra el terrorismo”, sobre todo cuando en su propio territorio son incapaces de juzgar a un homicida de la talla de Carriles, dos veces encarcelado por planear atentados, una en Venezuela por el avión de Barbados y otro en Panamá por el caso “paraninfo”; ambos demuestran los escrúpulos asesinos del hombre que, por 350 mil dólares, podría pasearse libremente por las calles o peor, desaparecer para realizar sus fechorías desde un escondrijo seguro.
A pesar que ayer el gobierno pidió la suspensión de la fianza, su frialdad humana, paternalismo y complicidad fue suficiente para desde los inicios, enjuiciar al terrorista por el delito de pasaporte falso y entrada ilegal a Norteamérica. Asimismo violó dos convenios internacionales: el Tratado de Extradición (suscrito con Venezuela) y el Convenio de Aviación Civil firmado en Montreal para casos de terrorismo aéreo.
Y para colmo se vanaglorian de poseer El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, creado el 2003 y que dentro de sus funciones consta “…Nos dedicamos a reducir el número de extranjeros fugitivos … por medio de nuestro Programa de Operaciones contra los Fugitivos”, patético cuando después de meses Posada permanecía libre de cargos que lo condenaran como autor de crímenes y prófugo de la ley.
Pero la burla aumenta más cuando, dentro de la política de doble rasero, el tema de la migración es el pretexto ideal para no actuar con el peso de la justicia ni aceptar la solicitud de extradición a otro país. Una espina que los países latinoamericanos llevan clavada en las manos. Nada menos que 12 millones de indocumentados emigrantes permanecen expensas de las redadas que pretenden enviarlos a sus naciones, supuestamente para legalizar su pasaporte y ciudadanía norteamericana. ¿Por qué no hacen esto con Posada? ¿Por qué hacen concesiones con los emigrantes de origen cubanos? Estas preguntas forman parte de del caso Carriles, pero que no justifican el muro fronterizo con México ni los cazadores de personas que cruzan el desierto en busca del sueño azul Americano.
La verdad se impone más allá de las conveniencias políticas o las maniobras que encubren el odio y la venganza; la manipulación tendrá que darle paso al raciocinio de esta generación que no se conforma con denunciar la impunidad, ella necesita creer en la justicia.

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