miércoles, 25 de mayo de 2011
Nuevos barcos para la pesca en Cuba
Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Bamboleándose en las apacibles aguas de la bahía gibareña, donde pintores, poetas y cineastas se inspiran, un nuevo lote de barcos espera la orden para partir hacia sus territorios y comenzar la pesca. Son tan consistentes, que probablemente ni los impactos de Ike hace tres años, los hubiera dañado. Gracias a estar construidos de plástico reforzado con fibras de vidrio, las acciones de reparación son mínimas y su vida útil se extiende más de lo común, incluso siglos, bajo agua o tierra.
El proyecto cobró forma en los astilleros ASTINOR en Gibara con la colaboración de la República Bolivariana de Venezuela, quien desde 2008, financió la ejecución. Debido a cierto atraso en la contratación y compra de materiales, en diciembre del año pasado se completó el paquete fijado de 10 embarcaciones: cuatro con 10 metros de eslora y seis de 14 metros.
Dos de las pequeñas se quedaron en Holguín mientras las restantes fueron adquiridas por las industrias pesqueras de Caibarién y Morón. La industria de Villa Clara también asumió tres de 14 metros, otras dos Granma y una Ciego de Ávila.
Estas de mayor envergadura, cuentan con motor Perking marinizado en España, cuyos 90 caballos de fuerza lo impulsan a velocidad máxima de navegación de 10 nudos. Por sus características concebidas en el Centro de Diseños Navales, son ideales para la pesca de escamas, principalmente, en la plataforma cubana.
Esto le da autonomía para permanecer en el mar 20 días como promedio. Aunque no espaciosas, disponen de todos los locales que necesita la tripulación de seis personas: baño, cocina, literas...La capacidad de carga de la bodega le permite hasta cinco toneladas de pescado, víctimas de las artes de pesca a base de redes, pescantes y cordeles.
En uno de los costados, el navío posee fija una maquinilla hidráulica, especie de grúa, capaz de soportar una tonelada de peso, esto facilita el izaje de peces grandes como agujas, dorados o tiburones. El modelo fabricado por ASTINOR, posee como limitante la estrechez debido a su manga por lo que dificulta su maniobrabilidad sobre todo en la costa norte, de aguas más furiosas. Todo lo contrario de otros ejemplares hechos por la empresa como el de 21 metros de longitud, el más grande fabricado en el país con fibras de vidrio.
“Si tuviera un metro más de manga sería un señor barco, aunque nosotros construimos, no proyectamos. Estamos conscientes que no hay presupuesto para invertir en moldes nuevos, por lo tanto debemos continuar trabajando en estas transformaciones que se le hicieron al langostero de 14 metros”, explica Carlos Álvarez, director de mercadotecnia de la empresa Astilleros del Norte Oriental(ASTINOR).
El costo en ambas monedas asciende a 260 mil pesos, 102 mil en CUC. La estructura es completamente a base de plástico reforzado con fibras de vidrio de diferentes gramaturas. El cobalto y peróxido metiletilcetona, se encargan de que las capas al secar se “gelen”, o sea, endurezcan. Solo hay componentes metálicos en la base del motor, el telón del barco, la propela y otros indispensables.
“El resultado final de la embarcación inicia con la calidad del molde. Si no está bien conformado y el plástico permanece menos del tiempo óptimo de siete días en él, la pieza puede salir defectuosa. Luego que las dos bandas están listas, se pegan a la “quilla” con resina epóxica.
“El proceso exige se apliquen simultáneamente, capas de recina y 'tela', mientras un rodillo metálico garantiza que la superficie quede bien extendida. Las capas de fibras, se disponen según su gramatura, por ejemplo se inicia con el tamaño 300 y termina con el llamado Robin, elemento que le aporta la resistencia al material”, argumenta Álvarez.
El grosor de la pieza final oscila entre 10 y 12 milímetros de espesor, muy potente ante el impacto, no así ante la fricción. Con todos los materiales disponibles el proceso de construcción de cada barco ronda entre 45 y 60 días con un peso final de 40 toneladas, la mitad de uno de ferrocemento.
Con las pruebas pertinentes realizadas, las embarcaciones esperan desde diciembre a que el Centro de Proyectos Navales y el Registro Central de Buques les otorguen su memoria descriptiva. Este año, el astillero gibareño debe ejecutar la fabricación de nueve embarcaciones de 10 metros cuya función será la pesca de escamas en bahías.
No obstante, la empresa desarrolla también botes de tres y cuatro metros para la pesca en agua dulce y “cherneritas” de cinco y siete metros. “Nuestra misión es construir y reparar las embarcaciones, no obstante sin presupuesto para hacerlo nada ganamos, razón de que el 85 por ciento de los trabajadores permanece interrupto”, dice Álvarez.
Aunque ahora los barcos parecen engalanar aún más la bahía de la Villa Blanca, el inicio de una larga vida augurada, se pondrá en práctica cuando, desde esta parte del oriente cubano, le impriman a la pesca de plataforma la energía para alcanzar mejores resultados productivos.
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