lunes, 21 de enero de 2008

Los reyes magos prefieren pueblos libres

Por Rubicel González
Ver el mundo con aguda objetividad y conciencia. Temas vitales que le conciernen a los cubanos y a la especie humana, son la esencia que esta vez recoge la reflexión de Fidel: Regalo de Reyes. Su visión profunda mueve la atención pública, pero ante todo, genera meditación y compromiso de quienes encuentran en sus escritos un porqué y un responsable.
En esta sociedad globalizada hasta la médula, casi nada escapa a la atención de los medios y por ende a sus usuarios. Desde hace meses varios analistas alertaron sobre la posibilidad real de un ataque norteamericano sobre Irán. Para ello se basaban en el poderío militar estadounidense desplegado en el área.
Tres puntos estratégicos esenciales, compuestos por agrupaciones navales y relativamente cercanas al país pérsico; así como otras bases ubicadas en Europa, Asia y Oceanía, le posibilitaría contar con una fuerza de acción rápida y de potencia considerable para destruir instalaciones atómicas y el resto de la infraestructura.
Los motivos para lograr su cometido responden a solidificar la expansión norteamericana, iniciada en la guerra del Golfo; demostrar su poder militar, la apropiación de recursos naturales y la continuidad de su cruzada contra el “terrorismo”. El primer paso, en lo que podría llamarse los anuncios bélicos contra el pueblo iraní, ya se empezaron a dar con las campañas acusatorias de tenencia y utilización de armas nucleares.
El peligro se acrecienta con la cercanía al término del mandato de Bush y quien en su visita reciente, el día de reyes, prometió como regalo a la tradición ancestral, ocuparse del caso Irán, no sin antes pedir apoyo de los vecinos árabes.
Nuestro Comandante, con argumentos que desenmascaran la política hegemónica del Imperio, observa en estos acontecimientos un peligro que se cierne sobre la estabilidad económica y pacífica mundial. Quizás el riesgo de un segundo holocausto nuclear.
Con su experiencia y sabiduría, alertó sobre el rumbo en los precios y capacidad de producción, de varios alimentos indispensables para el consumo del hombre y animales. Asimismo, advirtió sobre consecuencias desprendidas del incremento poblacional y la sobreexplotación de los yacimientos petrolíferos.
A la juventud, nos llama a tomar, defender y enseñar lo principios que deben caracterizarnos como parte de una sociedad y un proceso revolucionario constantemente amenazado por el acontecer internacional y la política imperial.
El ámbito de nuestras acciones no se limita a un sector específico del quehacer diario, es llevarlo a la vida de cada uno y con esto hacerlo una práctica enriquecida a cada momento. Que sea una enseñanza, un camino a seguir, las respuestas y argumentos que afianzan la defensa de la justicia, de la unidad como baluarte de lo conquistado, un instrumento para ganar la batalla de las ideas.
Ese es el regalo que los jóvenes cubanos debemos buscar con la inteligencia y la crítica, obtener con el sacrificio y la transparencia, transmitir con el conocimiento individual y colectivo. Para nosotros la amenaza de un demente o una administración no concluyen, estamos en guardia. Nos regalamos a si mismos la libertad de existir con dignidad y decoro y los reyes hace mucho que prefieren pueblos libres.

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